
Escrito por: Joel Hernández
Guiándonos por el escritor Manuel Asencio Segura, el caldo de gallina data desde inicios del siglo XIX. Este plato es mencionado en “Artículos, Poesías y Comedias” en su verso Costumbres. Ya para los años 50 este ganó popularidad y se vendía como un plato más de los menús criollos en mercados de La Victoria.
El caldo de gallina se fue asociando al frío y las madrugadas tras haber terminado una jornada laboral o cuando acababa una noche de diversión. Este plato ofrecía toda la energía y calor excelentes para las necesidades de sus comensales. Los había en restaurantes y hasta en carpas coloridas instaladas en calles abiertas para jóvenes y adultos. Sobre todo, cargadores y comerciantes que empezaban el trabajo se acercaban a los puestos desde las cinco de la mañana.
En la sierra, el caldo de gallina tiene un significado más familiar y de alegría. Este plato está muy presente en las celebraciones o festividades, con sus diferentes adaptaciones, recetas tradicionales y fusiones propias de cada familia o comunidad.

- Permite obtener y reforzar nuestros sistema óseo debido a las propiedades que la gallina contiene como lo son el calcio y el magnesio del caldo de pollo genera bienestar con el síntoma de gripa y resfriados.
- Permite aliviar el dolor en las articulaciones.
- Ayuda a mantener una mejor energía durante el día.
- Permite aliviar los síntomas de la famosa cruda, aportando una gran hidratación con el caldo y sus propiedades.
- Nos ayuda a obtener una buena digestión.
- Es bajo en grasas, bueno para incluirlo en cualquier dieta.
- Permite tener una buena nutrición gracias a su alto contenido de verduras y la carne.
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